domingo, 25 de marzo de 2012

LA DESTRUCCIÓN DE LA SELVA

Deforestación de la Amazonia
 CAPÍTULO CUARTO

Había también un muelle de tablones que Antonio José Bolívar evitó, y navegó algunos metros más aguas abajo hasta que el cansancio le indicó un sitio donde levantó la choza.
Al comienzo los lugareños lo rehuyeron mirándolo como a un salvaje al verle internarse en el monte, armado de la escopeta, una Remington del catorce, heredada del único hombre que matara y de manera equivocada, pero de pronto descubrieron el valor de tenerlo cerca.
Tanto los colonos como los buscadores de oro cometían toda clase de errores estúpidos en la selva. La depredaban sin consideración, y esto conseguía que algunas bestias se volvieran feroces.
A veces, por ganar algunos metros de terreno plano, talaban sin orden, dejando aislada a una quebrantahuesos, y ésta se desquitaba eliminándoles una acémila, o cometían la torpeza de atacar a los saínos en época de celo, lo que transformaba a los pequeños jabalíes en monstruos agresivos. Y estaban también los gringos venidos desde las instalaciones petroleras.
Llegaban en grupos bulliciosos, portando armas suficientes para equipar a un batallón, y se lanzaban monte adentro dispuestos a acabar con todo lo que se moviera. Se ensañaban con los tigrillos, sin diferenciar crías o hembras preñadas, y, más tarde, antes de largarse, se fotografiaban junto a las docenas de pieles estacadas.
Los gringos se iban, las pieles permanecían pudriéndose hasta que una mano diligente las arrojaba al río, y los tigrillos sobrevivientes se desquitaban destripando reses famélicas.
Antonio José Bolívar se ocupaba de mantenerlos a raya, en tanto los colonos destrozaban la selva construyendo la obra maestra del hombre civilizado: el desierto.

Luis Sepúlveda: Un viejo que leía novelas de amor. Tusquets.


Un nuevo texto narrativo para trabajar los tres puntos fundamentales de la prueba de acceso:

1. Organización de ideas.
2. Resumen y tema.
3. Comentario crítico.

 

No hay comentarios: