martes, 15 de diciembre de 2009

¿QUÉ BUSCA EL POETA?


Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!

¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-La tarde cayendo está-.

«En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón.»

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se obscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:
«Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada».

Soledades, Antonio Machado

¿Qué te sugiere este poema de Machado? Realiza un comentario de los temas más destacados que encuentres en él.


El poema expresa uno de los temas más significativos de Machado: la búsqueda de un amor (perdido), así como la búsqueda de sí mismo, de su razón de ser, como podemos observar en el verso 5, donde se pregunta hacia dónde irá el camino, su vida. Todo ello se deriva de su frustración en el amor ya que aún no había conocido al amor de su vida, Leonor. Podemos observar que el poema transmite una sensación de tristeza a través de uno de sus símbolos, la tarde, que aparece en algunas ocasiones, y de palabras con una connotación subjetiva de melancolía, pena, etc., tales como: mundo sombrío, oscurece, enturbia, desaparece... A través de algunas de las palabras mencionadas (sombrío, oscurece) podemos deducir que pretendía darle oscuridad al poema, ya que el uso del cromatismo es característico en él.

Toda esta alegoría de su ansia de amar la realiza mediante la descripción del paisaje, un rasgo propio de Machado. También podemos observar el uso de las comillas, lo que expresa del pensamiento real del autor, por lo que encontramos la total presencia del autor y expresión del "yo". Además en el poema se describe como un viajero, lo cual puede indicar que lleva un rumbo o que tiene un destino: el encuentro del amor.

La importancia de este poema radica en su pertenencia al libro "Soledades, Galerías y otros poemas" y a que contiene rasgos muy característicos del autor como el símbolo de la tarde o el camino y la expresión de sus sentimientos a través de la descripción del paisaje. El libro "Soledades, Galerías y otros poemas" fue publicado en 3 ediciones: la primera en 1903, bajo el nombre de "Soledades", la segunda (a la que pertenece este poema) en 1907, con el título citado anteriormente y la tercera en 1917, titulado "Poesías Completas".

Alicia Jaén Valle, 2º de Bachillerato B (2009-2010)




miércoles, 9 de diciembre de 2009

LA POESÍA ERÓTICA DE JUAN RAMÓN

¿Un Juan Ramón erótico? Así nos lo confirma la publicación de Libros de amor por la editorial gallega Linteo. En el siguiente artículo de Blanca Berasategui se estudia la génesis y el carácter de estos poemas tan alejados de la imagen oficial del poeta moguereño.

"Un Juan Ramón nuevo, sorprendente, erótico, sensual, humano, siempre lírico. Un Juan Ramón distinto, enamoradizo e incluso lujurioso, que nos habla de la “impetuosa voluntad de mi deseo”. Un Juan Ramón inédito. Así se nos presenta el poeta en Libros de amor, el poemario que dentro de unos días publica la editorial gallega Linteo con un centón de poemas desconocidos de Juan Ramón Jiménez adolescente y veinteañero, muchos de los cuales –hasta 25– son absolutamente inéditos. La edición ha estado a cargo de José Antonio Expósito, que lleva buceando en los archivos y marcando la huella del poeta desde hace más de veinte años. A él debemos también el anterior libro inédito de Juan Ramón Jiménez, Ellos, y los que vendrán, porque el editor continúa su búsqueda y sus hallazgos.

Los poemas de Libros de amor los escribió Juan Ramón entre los años 11 y 12 del siglo pasado. Tenía entonces el poeta treinta años. Son alejandrinos perfectos, de verso largo, que JRJ escribía desde el recuerdo de su adolescencia en Moguer y de su juventud en Sevilla, Francia y Madrid, de sus primeras experiencias eróticas y amorosas, a los que puso nombre y apellido. Así, el libro nos descubre a mujeres que nunca habían aparecido antes en la vida de Juan Ramón, pero sobre todo nos descubre a un poeta más idealista y alegre que meláncolico, más apasionado y carnal, aunque siempre espiritual; tan espiritual que sus versos más eróticos y explícitos los reunió bajo la rúbrica de Lo Feo.

JRJ, que ya entonces lo diseñaba y programaba todo, entregó el libro a la imprenta en junio de 1913. Lo iba a publicar la editorial Renacimiento, que ya había editado meses antes Laberinto. El boceto de la portada dibujado por él permanece guardado en el Archivo Histórico Nacional, y el libro lo dividió el poeta en tres partes: Pasión primera, Lo Feo y Memoria del corazón. El breve y bello prólogo que escribió para entonces también lo acabamos de conocer: “No es el amor de una mujer, en tres tiempos distintos; son tres tiempos del amor, a través de varias mujeres. Por eso hay ojos azules, ojos negros, ojos de oro… porque los ojos del amor no son de un color preciso”….

Zenobia le disuadió

¿Y qué pasó, por qué no se publicó, como estaba previsto, en ese 1913 en Renacimiento? Al parecer, fue cosa de Zenobia. El gran amor de Juan Ramón, Zenobia Camprubí, había aparecido ya en la vida del poeta, y a ella no le gustó nada la sensualidad y el erotismo que destilaba el poemario Laberinto que acababa de publicar Juan Ramón. Así se lo expresó Zenobia al poeta en una carta: “Anoche leí Laberinto. Lo leí porque lo había escrito Ud., conste, que si no estoy segura de que no hubiera aguantado hasta el final. Y cuando lo concluí tenía una rabia contra Ud….” ¿Resultado? Juan Ramón retiró de la imprenta el libro de sus poemas de amor y postergó para siempre su publicación para asegurarse el amor de Zenobia. En ese momento se cierra un ciclo importante, no sólo en la vida personal del poeta, también en su obra. A partir de ahora Juan Ramon Jimenez firmaría sus poemas con el nombre completo, no J. Ramon como hasta entonces; su influencia poética vendría más del mundo anglosajón que del francés, como había ocurrido hasta entonces, y emprendería el camino de una poesía más intelectual.

Los años –explica José Antonio Expósito– los han ido dispersando. Algunos se publicaron en revistas de poesía del momento, y nunca más. Otros se perdieron, o fueron robados, en el asalto que sufrió su casa de la calle Padilla en Madrid y otros más fueron felizmente recuperados y enviados a Puerto Rico, donde Juan Ramón ya estaba instalado allí para siempre con Zenobia, o al Archivo Histórico Nacional”.

Las novicias del sanatorio

Las mujeres que enamoraron a Juan Ramón vivían en Moguer, Madrid, Sevilla, Francia y en el sanatorio del Rosario de Madrid. Unas eran adolescentes como él, otras señoras casadas y otras novicias. Blanca Hernandez-Pinzón, Susana Almonte y Carmen Rasco eran las moguereñas; llegaron luego las francesas Jeanne Roussié, mujer del doctor Lalanne, y “Francina”, a las que Juan Ramón dedicó los versos más encendidos: “Tu sexo negro, suave como un pulmón de pájaro”, o, “cuando te levantaba las faldas perfumadas”. Tras su estancia en Francia, Juan Ramón ingresó, a los 19 años, en el Sanatorio del Rosario, “el sanatorio del retraído” lo llamaba el poeta, y muy pronto se sintió atraído por las tres novicias más jóvenes del convento: Pilar Ruberte, Filomena y Amalia Murillo. De la hermana Pilar escribe Juan Ramón: “Desde el primer día me pareció un mármol de museo, ablandado y calentado por mi”. A ella se dirigía en el poema “Deshojábamos nuestros cuerpos ardientes…” Después de unos meses de escándalo, la hermana Amalia fue trasladada a otro convento y JRJ expulsado del sanatorio por la madre superiora. El último amor conocido de Juan Ramón antes de Zenobia fue la norteamericana Louise Grimm, una de esas mujeres “altas, finas, un poco mustias” del poema."




LAS ROSAS PALPITABAN ENCIMA DE TUS SENOS

Las rosas palpitaban encima de tus senos
duros. Como una flora de las blancas batistas
que tus brazos rosaban cálidamente llenos,
los encajes tentaban con carnes entrevistas

¡Qué cándida lujuria en tus bucles con lazos
rojos! ¡Oh, tus mejillas, mates como jazmines,
bajo la llama negra de los hondos ojazos
sobre la pasión cálida de las rosas carmines!

Ibas hacia la vida con todo tu tesoro
intacto… Me mandaste tus pájaros de amores…
¡y te besé, temblando, tu alegría de oro
con un miedo doliente de poner tristes tus flores!

CUANDO TE LEVANTABA LAS FALDAS PERFUMADAS

Cuando te levantaba las faldas perfumadas
roja, como una rosa, tu cara era una risa;
tus ojos negros eran más negros y más blandos,
todo el aroma de tu cuerpo se encendía.

Y sobre la locura del instante del estío
te cegaba los ojos tu cabellera tibia.
Un mohín de fastidio replegaba tu labio
y mostrabas tus dientes de luminosa china…

Nunca el reproche tuvo tibieza ni amargura,
te dabas toda porque sí, porque querías,
y las rosas quemadas de tu jardín con sol
ornaban con fragancia de oro tu fatiga.

CUANDO, DESPUÉS DE AMARNOS

Cuando, después de amarnos, te coges el cabello
desordenado, ¡cómo son de hermosos tus brazos!
cual en un libro abierto, surge la letra negra
de tus axilas, fina, dulce sobre lo blanco.

Y en el gesto violento, se te abren los pechos,
y los pezones, tantas veces acariciados,
parecen, desde lejos, más oscuros, más grandes…
el sexo se te esconde, más pequeño y más blando…

¡Oh, qué desdoblamiento de cosas!
Luego, el traje lo torna todo al paisaje cotidiano,
como una madriguera en donde se ocultaran,
lo mismo que culebras, pechos, muslos y brazos.


EN
LA ARDENTÍA DEL PLACER ME HAS DESNUDADO

En la ardentía del placer me has desnudado
todo: tus senos tibios, dulces como la muerte,
tus brazos imprevistos con sus hierbas de luto,
la misteriosa pesadilla de tu vientre…

El placer ha sentido todo, bajo sus manos,
bajo sus labios, bajo sus fantasías, entre
la locura sin nombre de todos los ardores
un fuego de colores en un fuego de fiebres.

Luego, un pudor que torna de tu inocencia antigua
te hace, si te sonrío, rojecer levemente
y te arreglas tus faldas y te guardas tus pechos
confusa, con un aire dulce y adolescente

domingo, 6 de diciembre de 2009

MARGA Y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

El año pasado se cerró el trienio conmemorativo Zenobia-Juan Ramón (2006-2008) con motivo de la concesión del Premio Nobel de Literatura al andaluz universal y la celebración de su nacimiento. El mejor poeta del siglo XX en opinión de muchos críticos y lectores. Acogimos en el mes de diciembre pasado en nuestro IES la exposición "Juan Ramón Jiménez. Aquel chopo de luz" del Centro Andaluz de las Letras, un repaso por la vida y la obra de este gran poeta. Sin embargo nada se mencionaba en ella sobre un doloroso episodio en la biografía del escritor: su relación con Marga Gil Roësset.



En febrero de 1997, en el suplemento cultural del Diario ABC, ocupando la portada y en páginas interiores apareció la historia de Marga y Juan Ramón Jiménez; así quedó desvelado un secreto cuidadosamente guardado durante 65 años.

Marga Gil Roësset
nació en Madrid. Era escultora y dibujante, hablaba cuatro idiomas, una criatura extraordinaria que deslumbró en el Madrid cultural de la época. De naturaleza enfermiza, hasta el extremo de que los médicos la desahuciaron, pero el tesón de su madre y el convencimiento de que por medio del amor podí
a sacarla adelante la salvaron. Aprendió dibujo en el estudio López-Mezquita y con sólo 12 años ilustró un cuento de su hermana titulado, El niño de oro (1920), experiencia que repitió con Rose des Bois (1923). A partir de ese momento se dedicó casi exclusivamente a la escultura.



En los primeros meses de 1932 su devoción por Tagore la llevó a conocer, por mediación de su hermana, a Zenobia Camprubí, traductora del poeta al castellano y más tarde a su esposo Juan Ramón Jiménez. Esta última relación fue la causante de su temprana muerte con sólo 24 años, pues su admiración por el escritor se convirtió en una pasión desbordante. Fue a casa de Zenobia y Juan Ramón, dejó su diario sobre un mueble, volvió a su estudio, destrozó todas sus esculturas y gran parte de sus bocetos. ‘Todo lo bello, agradecido se te entra y te hace a ti más bello aún’, escribió el 7 de julio de 1932. Después se pegó un tiro. En Las Rozas, en el cementerio antiguo, no se sabe dónde, pues una bomba de nuestra última guerra cayó allí y destruyó únicamente su lápida, como si el azar quisiera ayudarla a borrar todo vestigio de ella misma, reposa junto a sus padres.

Una exposición en el año 2001 en el Círculo de Bellas Artes y numerosos artículos en prensa rescataron del anonimato y del territorio de la leyenda a la escultora joven y genial artista que añadió emoción a la forma desnuda.

En un sobre cerrado y a nombre de "Lo de Marga", tenía Juan Ramón en Puerto Rico, entre otros, el siguiente texto:

Habíamos llegado a las Rozas a las 9 y 1/2, después de buscarla en vano por Madrid. Estaba en la mesa de operaciones de la Clínica de Urjencia Omnia. Un tiro en la cabeza, con la belleza no destrozada, descompuesta. Su mano estaba caliente, latía su pulso. Sangre a borbotones por la boca, la frente vendada de gasa. Una mirada ancha dilatada, salida, pero ¿sin ver?

Está enterrada en la Rozas. Un corralillo cuadrado con algunos cipreses. Fue llevada en hombros en su caja blanca llena de rosas. El forense le hizo una autopsia de hora y media y cuando salió llevaba el zapato de lona con sangre de Marga. Pasaban trenes por un lado, coches por otro. La fosa tenía tres metros de honda. A las 8 le echaron la primera tierra, con un ocaso amarillo miel tras el Guadarrama morado.

Si pensaste al morir que ibas a ser bien recordada, no te equivocaste, Marga. Acaso te recordaremos pocos, pero nuestro recuerdo te será fiel y firme. No te olvidaremos, no te olvidaré nunca. Que hayas encontrado bajo la tierra el descanso y el sueño, el gusto que no encontraste sobre la tierra. Descansa en paz, en la paz que no supimos darte, Marga bien querida.

jueves, 3 de diciembre de 2009

DOS POEMAS DE JUAN RAMÓN

Para ayudaros en el estudio de Juan Ramón os dejo dos poemas. El primero analizado y el segundo acompañado de una presentación en la que canta Paco Damas.

RIO DE CRISTAL DORMIDO

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ROSAS DE CADA DÍA



Nacía, gris, la luna, y Beethoven lloraba,
Bajo la mano blanca, en el piano de ella...
En la estancia sin luz, ella, mientras, tocaba,
Morena de la luna, parecía más bella.

Teníamos los dos desangradas las flores
Del corazón, y acaso llorábamos sin vernos...
Cada nota encendía una herida de amores...
-...el dulce piano intentaba comprendernos-.

Por el balcón abierto a brumas estrelladas
Venía un viento triste de mundos invisibles...
Ella me preguntaba de cosas ignoradas
Y yo le respondía de cosas imposibles

La soledad sonora


martes, 1 de diciembre de 2009

REPOSITORIO SOBRE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


Iniciamos el estudio de Juan Ramón Jiménez con la creación de una página o repositorio con información sobre el poeta moguereño. Incluye dos secciones:

  1. Vídeos sobre su biografía.
  2. Vídeos sobre poemas recitados o cantados por distintos autores.
También encontraréis una gran cantidad de poemas comentados en LENGUATIC, nuestra aula virtual.

Visitad ambos recursos y comentad que os parece.